CADENAS Y PÓLVORA “EN LOS MARES DE GUINEA”

“Decían las leyendas de entonces que aquel día despertó con el firmamento teñido de sangre, y que los primeros rayos de luz que irrumpían y despejaban los nubarrones, ya entonces presagiaban la partida del romántico Calicó”

Este es el segundo párrafo de una larga trama de los trece capítulos que conforman Cadenas y Pólvora, en los mares de Guinea, obra con la que el novelista, poeta y ensayista en el estudioso del folklore fang, Jorge-Abeso analiza, con un lenguaje sutil, mezclado con nostalgia y lamentos, la situación del pasado y del inexorable futuro, los diferentes rituales a los que era sometida la gente en los poblados, por las razones que fuesen. Sin embargo, nuestro autor asienta su cátedra en los rituales y por los tesoros ocultos o, al menos, desaparecidos en nuestros pueblos. Pero, nuestro erudito autor aprovecha también su magia narrativa, vinculando así los rituales y los tesoros escondidos con el tráfico negrero en nuestros mares, durante el comercio triangular, con la clara implicación de los jefes tradicionales africanos ¿Cuál es legado que dejan esos jefes tradicionales a sus herederos y paisanos, futuros gobernantes de nuestros pueblos? La historia es tan espeluznante como educadora.

Los desencadenados rituales tienen su origen en un nombre clave: ONA MBA MANGUE, un hijo del poblado de Abam, donde se desarrolla la trágica historia de los rituales, además de ser el origen del tráfico de personas que traerá consigo la continua desaparición de personas en el poblado.

El duelo del joven ONA MBA traerá consigo un ritual de bendición al poblado de Abam, de parte de su tío materno Anzeme Okiri Ngunu quien, en medio de su discurso, hace una petición rotunda y amenazante en los siguientes términos:

“mi difunto sobrino trajo de su huida al infierno de los hombres blancos unas innumerables riquezas. Por supuesto, no voy a pedir nada de lo que queda, aunque mío es el derecho de tomar todo cuanto pertenecía a mi sobrino. Pero, mi honradez y sentido de la justicia me obligan a una sola petición: necesito los bikuele, preciado y suficiente metal que exijo para los hombres del poblado, los tíos de Ona”. (págs. 27-28)

Pero, ¿conseguirá Anzeme Okiri llevarse los bikuele, herencia de su sobrino? ¿Sabe alguien de Abam dónde se encuentran los famosos metales? ¿Qué relación tienen los bikuele con la captura de los blancos a los hijos del poblado de Abam y sus pueblos vecinos? ¿En realidad, trajo Ona Obama algún metal precioso de la tierra de los blancos y lo tiene escondido alguien del poblado?

Pues, sí. Los bikuele, causa del terror y todos los rituales, se encuentran bien escondidos y protegidos en un hoyo bajo la cama de un hijo del poblado: Engono Esono Obuan. Para la sorpresa de ése, Ona Mba, a quien se daba ya por muerto, vuelve y revela su más alto secreto, pero no sin antes dejarlo atado a un árbol, para luego dirigirse a su hermano mayor, quien servirá de testigo para denunciar a Engono Esono, quien acaba siendo castigado con un destierro del poblado. Sin embargo, para la desgracia del poblado de Abam, los tesoros descubiertos (gran cantidad de hierro, bronce, exóticos jarrones, entre otros) acaban en el poblado de los tíos maternos de Ona Obama, concretamente en manos de Anzeme Okiri, a quien se los habían negado durante su ceremonia de bendición; tesoros de los que el autor narra así:

“se decía entre las malas lenguas de los poblados de la periferia que Engono viajaba mucho, que trataba con los demonios de los blancos del mar y que traía excelentes licores y objetos de hierro, además de pieles de animales extraños” (pag. 35)

Un negocio provechoso

Este es el sexto capítulo del libro y el primero en el que Abeso Ndong expone la cuestión negrera, mediante los barcos piratas de la corona lusa:

“Ha sido difícil, pero lo hemos conseguido, señor. Cincuenta jóvenes y sanos negros en Fernando Poo, más los que quedan en Cabo López. Francamente, señor, nos generarán fuertes ingresos” (pag. 39).

Pero, ¿cómo llevaban a cabo los colonos su acción de captura a los negros? ¿Quiénes estaban detrás de todo eso? Ese es justo uno de los valores añadidos que encontrarás en la obra de Jorge Abeso quien, no sólo es ferviente defensor de su pueblo y de sus valores tradicionales, sino también es consciente de la complicidad y de los errores que cometieron nuestros antepasados, lo cual refleja en el capítulo Llantos de inocentes

“Los cazadores de hombres entregaron a los dos hombres que traían amordazados. Uno era Obama Ona, y el otro, un muchacho de las poblaciones vecinas, capturado por Engono, mientras preparaba sus trampas en el bosque” (pág. 57).

Esa es la complicidad de nuestros antepasados en la trata de esclavos que describe con audacia nuestro autor, la cual, hasta el último capítulo “bajo el trapo ondeante de la calavera”, estará marcada por una evidente competencia entre las colonias española y portuguesa, un negocio cuya rentabilidad será garantizada gracias a sus métodos de linchamiento sumados a la complicidad de los jefes de los pueblos.

Jorge Abeso Ndong Nneme es un longevo ganador de certámenes literarios en Guinea Ecuatorial y es conocido, sobre todo, por ser uno de los pocos escritores que se han atrevido a escribir un libro sobre el trovador Eyi Moan-Ndong y el arte del nvet oyeng, quien sigue siendo considerado el máximo exponente de la lengua fang. 

Cadenas y pólvora, que ya puedes adquirir aquí, constituye, según el mismo autor, su primer sueño casi cumplido de publicar un libro.

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