Un eclipse camuflado de empoderamiento
Imagen de: Leoncio Marquez
La producción literaria de
las guineanas se ve tan eclipsada que muchas sienten que pierden su tiempo
escribiendo.
Allá
por el año 1903, los sacerdotes claretianos ya recopilaban textos de guineanos,
de los que nacieron obras clásicas como Milang. Sin embargo, los textos, eran
en su totalidad redactados por hombres, y ninguno que fuera de una mujer, pues
ésas fueron apartadas de la creatividad. Y no sería hasta el año 1985 cuando
por vez primera se conoce una publicación de una mujer en nuestro país: Ekomo, de María Nsue, que rompió con el silencio
de las voces femeninas, en la hasta entonces precaria producción literaria en
Guinea Ecuatorial.
Sin
embargo, en esa última década está proliferando exponencialmente la producción
literaria en Guinea Ecuatorial, y ese crecimiento no augura todavía muchas esperanzas
a la producción femenina, pese a sus aportes sociales diariamente evidentes,
como afirma Maira Rondo, veterana ganadora
de certámenes literarios en nuestro país. “las
obras de la mujer ayudan al empoderamiento y la visibilidad de la mujer, y
demuestran que tanto hombres como mujeres tenemos el mismo potencial”, un
potencial que paulatinamente está rompiendo con estigmas que se han creado
sobre las mujeres “las escritoras
rompemos con el tabú de las destrezas de la mujer, y eso despierta interés en la
gente, en las adolescentes; y cada mujer educada es una sociedad educada”,
corrobora Isabel M. Rope, autora de la polémica obra Ebihi Ngambot.
La ausencia de la mujer, una educación adquirida.
Imagen de: www.bioko.net
La
ausencia de la mujer en el panorama literario de Guinea Ecuatorial parece una
cuestión meramente de voluntad, de donde las mujeres sean protagonistas de su
eclipse. Sin embrago, reconocen ellas mismas, incluso
hombres, que es una cuestión patriarcal, como afirma el escritor Nanay Menemol, que
durante varios años ha dirigido el Laboratorio de Recursos Orales del Centro Cultural de España en Malabo “en la revista colonial La Guinea Española,
cuando se dio oportunidad a los guineanos de publicar trabajos literarios, se excluyó
a la mujer, lo cual creó en ellas una barrera cultural”, una barrera que
ha persistido a día de hoy, convirtiéndose así en una educación adquirida, como sentencia Isabel M. Rope “es
difícil que alguien se apasione a lo que no le han enseñado desde niño. El arte
está en la sangre, y se debe pulir, o se muere”, o sea, que, en las
familias guineanas, lo normal es tener un hijo escribiendo y una hija haciendo "cosas de niñas".
La falta de recursos, una cuestión
angular
La escala social es un aspecto que muchas veces pasamos por alto al abordar el empoderamiento de la gente en nuestro país. El lado artístico-femenino parece aún más víctima de la falta de apoyo a la industria cultural de Guinea Ecuatorial, si ésa existiese. Es obvio que gran parte de las escritoras proceden de familias humildes, lo cual limita aún más sus posibilidades de triunfo, más allá de la falta de editoriales, que es el principal problema con que se encuentra todo escritor guineano. “aun habiendo editoriales, ésas no serían gratuitas. Si no hay recursos, no hay publicación”, sostiene la escritora Juanita Obono, objeción que es corroborada por la escritora Maira Rondo, “por razones económicas, muchas escritoras tienen obras que quizás nunca vean la luz”.
Los artistas guineanos lo son en el exterior: caso concreto de la literatura
Imagen de: blog.elpais.com
Es
evidente que la industria cultural de Guinea Ecuatorial, si existe, está por
debajo del cero. No existen casi espacios para el desenvolviendo de los
artistas. El caso de la literatura es aún más drástico; y la producción
femenina deja bastante que desear. Basta con conversar con una escritora
guineana para darnos cuenta de cuánto lloran en silencio. Casi todas ellas se
sienten sin fuerzas para seguir haciendo lo que tanto las apasiona. “Los poderes públicos, incluso hombres de
nuestra propia carrera siempre han estado allí, pisoteándonos”, cuenta la
prolífica escritora Trifonia Melibea. Un pisoteo que se puede claramente notar
incluso en las antologías publicadas en nuestro país. “Un texto de una mujer deberá ser lo suficientemente bueno, en
comparación con los de los hombres, para ser admitido en una antología”,
añade la escritora.
Esa
falta de valoración, las ha sumido a un eclipse que ahora las obliga a buscar
vías de éxito fuera del país. “Cuando
cogemos avión, es cuando sí somos escritoras. Eso es frustrante”, lamenta
Isabel M. Rope.
Por: NCHUCHUMA MBASOGO
Una triste realidad.
ReplyDeleteDesgraciadamente así es, me gustaría pensar que es sólo un sueño
ReplyDeleteCréeme, amigo mío, que eso no es todo. Ha mucho más por descubrir. Y en nuestras manos está ese trabajo.
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