Una Municipalidad inoperante



La destrucción del río Abiere ha llevado a muchos varios ataques serpientes de los que hasta ahora incomodan al barrio de Santa María III

En nuestra sociedad se ha hecho muy viral que las construcciones sean un pretexto para tumbar algún árbol bajo el que se podía tomar sombra; se ha hecho costumbre destruir algún bosque y desertificar la ciudad por cualesquiera que fuesen los motivos. Ése es el claro ejemplo del río Abiere.
Ese río, situado en el barrio de Santa María III, a escasos metros de la antigua embajada de Venezuela, fue durante mucho tiempo un motivo de excursión para muchos vecinos de diferentes barrios de la ciudad de Malabo. El río era un pequeño paraíso de pequeños estancos. Era, dicen muchos vecinos del barrio, cada vez un ministerio por descubrir, intrigante cada vez que te que alguien se acercaba.
Las aguas cristalinas de ese río eran tan tentadoras que la gente, sin darse cuenta, se acababa desnudando. El río tenía su especial atracción. No paraban de llegar niños a bañarse y jugar, así como las tantas mujeres que venían a lavar.

Comienza a desparecer el río
La construcción de los primeros edificios levantados entorno al puente bajo el cual se encuentra el río Abiere constituyeron el giro completo al futuro del río que años después ya no sería río. Los escombros de esos edificios empezaron poco a poco a apoderarse de las aguas. Los demás residuos sólidos que caían a ambos curos del río fueron obstruyendo paulatinamente el paso del agua. El río se fue desmoronando. Las limpiezas entorno al río que antes hacían los vecinos del barrio desaparecieron. La municipalidad parecía no tener constancia de esa situación. Los diversos servicios de que disfrutaba la gente en el barrio por el río como baño, lavado, turismo local, etc. se habían reducido a uno solo: recogida de agua para las mezclas de cemento destinadas a los edificios que se estaban levantando. "Recuerdo muy bien que ese sitio era nuestro lugar favorito para los juegos. Las construcciones lo cambiaron todo"- cuenta una joven del barrio.
Y poco a poco, no sólo desapareció el río, sino también el lugar se hizo un bosque espeso. Así comenzaron a llegar las serpientes de las que la gente más tarde sufriría ataques y sustos.


 
La casa de las serpientes
Así han apodado los vecinos de ese entorno a una casa situada en las orillas de río Abiere, debajo del puente. Esa casa es la principal víctima de los numerosos ataques y sustos que han dado las serpientes del pantano a los vecinos del barrio. "Estuve sentado en el salón. No sabía que había una serpiente en casa, y justo debajo de mi silla. Gracias a mamá pude librarme de su mordedura"- nos explica un joven, de 16 años.
Desde entonces, las serpientes no han cesado. Cada vez han ido apareciendo con más frecuencia, por motivo del mal mantenimiento que se hace del río. Otro caso muy alarmante sobre esas serpientes es el caso de la enorme pitón que por poco se cobra la vida de una niña. "El caso fue tan escalofriante que incluso lo llevamos al programa Vivencias de la Televisión"- cuenta José, que lleva bastante tiempo en el barrio.
Los niños del barrio, vista la desaparición del río, han encontrado una solución al combate de esos ataques: abrir un campo de fútbol.

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